lunes, 26 de mayo de 2014

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El retrato del asesino narcisista

César Pérez Gellida completa su trilogía con 'Consummatum est'
P.UNAMUNO>>Madrid 26/05/2014 
En el principio fue Augusto Ledesma, niño maltratado al que los años y el dolor transformaron en un sociópata para quien, al modo sartriano, el infierno son los demás y deben pagar por ello. César Pérez Gellida (Valladolid, 1974) era directivo de una empresa audiovisual cuando comenzó a fantasear con la idea de escribir cómo sería la vida de alguien como Ledesma, que está dispuesto a dejar un rastro de muerte por media Europa para saciar su sed narcisista de notoriedad.

El naciente escritor no tuvo reparo en consultar con un psicólogo experto en sociópatas del tipo narcisista, a razón de 70 euros la sesión, hasta hacerse una idea precisa del funcionamiento de ese tipo de mente. Convencido de que allí había material para "una novela extensa", se dedicó a aderezar a su criatura con rasgos de su cosecha para hacerlo literariamente sólido: la pulcritud, su pasión por la música y la literatura universal, los puritos que fuma.

Treinta meses le ha llevado a Gellida completar el periplo deAugusto, Ramiro Sancho -el inspector de Policía que sigue su rastro- y el psicólogo criminalista que supuestamente le ayuda,Armando Lopategui, Carapocha, a lo largo de las 2.000 páginas que configuran la trilogía negra 'Versos', canciones y trocitos de carne (Suma de Letras). En 'Consummatum est', la última entrega, la andadura de Augusto le lleva de nuevo a Valladolid, donde comenzó, y se encamina hacia un fin totalmente inesperado.

En el desenlace, el autor ha tenido mucho interés en mostrar lasdesastrosas consecuencias personales que suele acarrear el trabajo de un investigador policial, que nunca puede ser plenamente dueño de su tiempo. Desde una óptica profesional, lo más duro es que "puedes haber recorrido Europa y jugarte la vida en cualquier refriega", como le sucede al inspector Sancho; "nada de lo que has hecho vale si no reúnes las pruebas necesarias para condenar al delincuente", reflexiona Gellida, que en 'Consummatum est' sitúa a Augusto ante la posibilidad cierta de escapar de la Justicia por falta de evidencias.

En la mejor tradición de novela negra, Ledesma y Sancho establecen un desafío mutuo que, como en la arena de Roma, sólo puede terminar con la desaparición del otro. Los mensajes que el diseñador gráfico envía al policía son largos poemas que deja en los cuerpos de sus víctimas. Su otro modo de comunicarse, pues uno de los rasgos que definen a un sociópata es la incapacidad para explicar su conducta, es a través de las letras de las canciones que escucha con voracidad, y que se recogen en una banda sonora al final de cada una de las novelas. "Casualmente, los gustos musicales de Augusto coinciden bastante con los míos, pero eso no significa que yo tenga nada que ver con él", bromea.

A diferencia de los psicópatas, a quienes un desarreglo orgánico les impide por completo ponerse en la piel del otro emocionalmente hablando, los sociópatas "sienten como cualquiera, pero tienen dificultades para etiquetar sus emociones y, sobre todo, les importa un carajo lo que puedan sentir los demás", explica el narrador vallisoletano, afincado en Madrid desde que dejó su trabajo para dedicarse a la literatura.

Con media sonrisa maliciosa, recuerda que no son pocos los sociópatas que se sientan en los despachos de las grandes empresas, los partidos políticos y los medios de comunicación. "Les atrae mucho el poder porque buscan exaltar su ego, y como son maestros en el arte del disimulo pueden mostrarse encantadores cuando les interesa".

La guerra de los Balcanes, donde el psicólogo Carapocha -ex agente del KBG y de la Stasi- dejó varias cuentas pendientes, es una referencia siempre presente en la trilogía. Gellida apenas iniciaba sus estudios de Geografía e Historia cuando estalló aquel conflicto que pronto le interesó sobremanera, y hasta hoy lucha contra los clichés que nos suelen vender en tales ocasiones. "Todo el mundo cree que sólo hay unos malos, los serbios, y que bosnios y croatas fueron una víctimas inocentes y desarmadas; lo cierto es que algunas de las mayores atrocidades las cometieron ellos", indica.

Imaginativo y de inteligencia penetrante, Pérez Gellida ha dado por cerrada su aventura noir, y tiene ya muy adelantado su próximo libro, una ficción ambientada en el futuro, pero ni futurista ni de ciencia ficción, de la que habla con tanta pasión como misterio.